lunes, 21 de marzo de 2011

Revolución Libia: Sobre banderas monárquicas, tergiversaciones y mentiras goebbelianas (Daniel Guerra)

Como si de una consigna goebbeliana se tratase, se repite por doquier, con la misma intensidad y empleando siempre las mismas palabras, (una de las bases del márketing) que las banderas que portan los revolucionarios libios son banderas monárquicas, y por lo tanto, no son revolucionarios.

También se repite que toda la información que nos llega está manipulada. Ciertamente, en gran parte es muy probable, entonces ¿Cómo saben que las imágenes en las que aparecen estas banderas no están cuidadosamente seleccionadas para confundirnos? Contradictorio, por no decir curioso, cómo la información está manipulada sólo para lo que a algunos les conviene. En fin, no caigamos en conspiranoias. Por descontado, a todos los marxistas nos gustaría que la bandera que portasen los revolucionarios fuese la roja, pero como dijo Lenin, no existen revoluciones en estado puro y todo lleva su proceso. Para empezar, la bandera roja, negra y verde que se ha visto en muchas imágenes, ¿ las únicas imágenes que no nos llegan manipuladas? se trata de la primera bandera nacional de Líbia, adoptada en el año 1951, cuando el país se independiza de Italia. Y sí, ciertamente, era una monarquía, nadie lo niega. El resto de banderas que han existido en el país, una vez se hubo independizado, corresponden a la era Gaddafi. Así pues, es lógico pensar que no es más que un símbolo antigubernamental, diferente a la bandera verde oficial, el color que representa al islam (Sí señores, la bandera de Gaddafi tampoco es roja, por si alguien no lo sabía).Sin embargo, no hagamos un fetichismo del color rojo, pues a lo largo de la historia, y en el estado español tenemos experiencia en eso, en muchos partidos de izquierdas, ondearon muchas banderas rojas que eran más monárquicas que probablemente las de Libia, y el resultado de lo que fue la transición española, hasta hoy en día, es una buena prueba de ello, aunque en comparación con el franquismo, algo se ha mejorado, por su puesto, o yo no podría estar escribiendo esto.

Tampoco se nos puede escapar el hecho de que en algunas imágenes que hemos visto, también aparecen banderas tan similares a la egipcia que se podrían confundir con la bandera de este país, y supongo que por eso muy pocos no han reparado en ello o han dado por hecho que las imágenes provenían de Egipto. Pero no lo es, se trata de la bandera del panarabismo que antes de que Gaddafi instaurara la verde del islam, ondeó bajo su mandato desde 1969 hasta 1977, los años en los que en Libia las medidas socialistas estaban en pleno apogeo, mucho antes de que Gaddafi se convirtiera en un auténtico aliado del imperialismo.

Resumiendo, la llamada bandera "monárquica" se trata simplemente de la bandera que existía antes de Gaddafi, y es posible que el pueblo la haya adoptado como un símbolo del rechazo al régimen actual. Ni siquiera los príncipes herederos en el exilio, Mohammed e Idris al Senussi, ambos intentando impulsar, como es lógico, el regreso de la monarquía mientras se enfrentan entre ellos por derechos sucesorios (ya es sabido, a río revuelto todos intentan pescar, si es que pueden) no reconocen que el renacimiento de esa bandera pueda ser una señal de que la gente quiere el retorno de la monarquía.

La imagen que acompaña a este texto no corresponde a Líbia, sino a la plaza tahrir, en Egipto, durante la masiva concentración del pasado 18 de Marzo. En Egipto la revolución continúa avanzando. El pueblo, una vez ha derrocado a Mubarak, no se conforma con simples reformas constitucionales. Si nos fijamos en esta mujer, ¿Que es lo que enarbola al viento con ambas manos ? Por un lado, vemos una bandera de su país, Egipto. Por el otro, la bandera de los opositores Libios en lucha contra el régimen de Gaddafi. ¿Quién le dirá que esa bandera es monárquica? ¿Quienes somos nosotros, nos dirá, para decirles a los libios y a los árabes lo que significan sus banderas? A lo mejor es ella la que nos explica, porque es quien lo está viviendo, que esa bandera es simplemente un capítulo más de su propia revolución, la que estalló en Túnez, continúa en Egipto, se extendió a Libia, y recorre las venas abiertas de todos los países árabes crispando de coraje a los pueblos oprimidos del mundo.

¡Manos fuera de la Revolución en Libia! ¡Ni Gaddafi ni imperialismo!

Daniel Guerra

21/03/2011

viernes, 18 de marzo de 2011

Sobre la no intervención (Por Daniel Guerra)



Es posible que Gaddafi ya no sea válido para Occidente, de ser así lo que está claro es que Gaddafi les ha hecho el último trabajo sucio, dejar a los revolucionarios acorralados. La revolución Libia, como parte de las revoluciones árabes, con Comités Populares autoorganizándose y armándose, era lo que más le preocupaba al imperialismo, como bien analizó el comandante Fidel Castro. Ahora Gaddafi tiene a los revolucionarios contra la pared, está por ver cómo se ha rearmado y ha recuperado tanto territorio cuando ya estaba contra las cuerdas, y ahora es quizás para el imperialismo el momento más adecuado para una intervención. ¿Por qué no intervinieron cuando Gaddafi estaba atrapado en Trípoli y tan sólo bastaba darle el golpe de gracia final? El discurso final de Gaddafi, después de compararse él mismo con Franco y a los gadafistas con la quinta columna franquista y amenazar con entrar en Benghazi tal y cómo hicieron las tropas nacionales en Madrid (él sólo se basta para desautorizarse) podría ser: "Cautivo y desarmado el ejército rebelde, las tropas nacionales pasan a ocupar sus últimos objetivos. La guerra ha terminado. Trípoli, 20 de Marzo de 2011, año de la victoria"

Claro que la guerra no ha terminado y la resistencia aún tiene mucho que decir. Como ocurrió por aquel entonces en los años 30, las potencias "democráticas" jugaron sus fichas por sus propios intereses. No querían a Franco, pero la revolución española les daba más miedo.

El Comité de No Intervención de entonces también jugó su papel en la traición a los principios democráticos que en teoría defendían,  hay que decirlo claramente. Aun así, muchos maquis, los guerrilleros que se echaron al monte en la resistencia contra el franquismo, (¿"Imperialistas", según los teóricos que defienden a Gaddafi?") esperaban en vano que las potencias democráticas, en su lucha contra el fascismo de Hitler y Mussolini, entrasen en España por los Pirineos para apoyar la lucha armada contra la dictadura. Estos maquis incluso realizaron operaciones de guerrilla de gran envergadura con esa perspectiva, una ayuda que nunca llegó.

La no intervención no es un ente abstracto. Si la teoría es gris, verde es el árbol de la vida, y las tácticas y estrategias han de servir a la revolución, y no al revés. El imperialismo tiene sus intereses y sus planes, por eso Alemania permitió a Lenin cruzar su territorio hacia Rusia, (y por eso los conspiranoicos de la época, lo que demuestra que el conspiranoicismo no es un fenómeno nuevo, le acusaban de ser un agente alemán, teoría que, aunque cueste de creer, aún hay quien la defiende) sin embargo  los pueblos tienen sus propios intereses y sus luchas se producen independientemente de los planes del imperialismo.

Por supuesto que una intervención imperialista, entendiéndose como tal el control del espacio aéreo para evitar crímenes de guerra mediante bombardeos aéreos, cosa que al principio los revolucionarios, correctamente se oponían a ella, se habría intentado cobrar el vasallaje de los revolucionarios. No obstante, el precio que esté dispuesto a pagar el pueblo libio, es algo que en última instancia está en la voluntad del pueblo de  Libia. Hay un pueblo en armas que ha perdido el miedo, un factor central en toda Revolución, pase lo que pase, y que combate a fuerzas muy superiores en armamento.

Si Inglaterra o Francia hubieran derribado los aviones que bombardearon Guernica, Barcelona, Madrid, Badajoz...no creo que eso hubiera cambiado los planes de los milicianos que expropiaban, socializaban y autogestionaban, más bien al contrario, el avance militar contra el franquismo les habría animado a continuar adelante en la revolución. (Eso no cambia que la única forma en que se podría haber ganado la guerra contra el fascismo  en España hubiera sido el poner en marcha la revolución, antes que confiar en potencias extranjeras, aunque eso es otra historia) Por eso, por no favorecer a la revolución, no intervinieron las potencias democráticas, y por eso tardó el imperialismo en intervenir en Libia. Por abortar una revolución de la peor manera posible,  España sufrió 40 años de dictadura militar.

En conclusión, hay que evitar hacer un fetiche de las consignas, y menos acusar a un movimiento de contrarrevolucionario o de imperialista por solicitar, si así fuera el caso, el establecimiento de una zona de exclusión aérea por parte de las naciones "democráticas" cuando intentan derribar a una dictadura en una revolución que peligra, con un dictador que se comienza a rearmar y amenaza con tomar represalias.

El imperialismo, en el mejor de los casos, actuaría con disfraz de aliado del pueblo alzado,  pero eso lo saben los revolucionarios, que como ya sabemos, no son los que hacen las revoluciones, sino las masas. El papel de todo revolucionario es entender la postura de las masas y explicarles lo que representaría esa intervención. No es difícil ponerse en la piel de un joven trabajador libio, de un padre de familia, de una madre...refugiados en Benghazi, sufriendo los bombardeos de las tropas gadafistas, a los que  se les dice que la OTAN podría evitar que fueran masacrados.  Antes que acusarlos y condenarlos sumariamente por imperialistas, nos corresponde a nosotros explicar lo que supone la "ayuda" de lo OTAN.

Tal vez el pueblo no lo entienda a la primera, quizás no lo haga hasta pasar por la experiencia de los efectos de las bombas de la OTAN. En la revolución rusa de 1905, los  dirigentes comunistas tampoco fueron escuchados por las masas cuando advirtieron al pueblo de que no era posible confiar en la benevolencia del Zar. Encabezados por un pope de la iglesia, la revolución comenzó con una manifestación que portaba imágenes religiosas y banderas zaristas. El pueblo lo pagó con un baño de sangre. Finalmente el pueblo aprendió, se organizó en soviets y tomó el poder para construir el socialismo. Afortunadamente, los comunistas en 1905 no se volvieron contra el pueblo acusándoles de imperialistas ni contrarrevolucionarios. El proceso de toma de conciencia duró unos 12 años, y tuvo que pasar por la Revolución de Febrero  antes de la Revolución de Octubre.


En una revolución, tanto la intervención como la no intervención de las potencias capitalistas, obedecen siempre a  intereses imperialistas. En el caso de Libia, y esto que quede bien claro, ya ha habido una "No Intervención", con el efecto del acorralamiento de una revolución y sus sangrientas repercusiones. Esa no intervención es el periodo de tiempo en el que las potencias “democráticas” han permanecido impasibles mientras el régimen de Gaddafi se rearmaba, bombardeaba, amenazaba y reducía a los revolucionarios. Esto es algo que precisamente, a quienes más se les pasa por alto, es a los sectores más concienciados, conocedores de la hipocresía y los intereses de los gobiernos capitalistas, aunque es de entender que a las masas, especialmente si temen los efectos de una venganza sangrienta del régimen que intentan derrocar, no se les pase por alto tan fácilmente. Esa no intervención no deja de ser una traición de los demócratas y reformistas a los valores que dicen defender.

Ahora, tras la traición de la no intervención,  llega el ataque de la intervención, tanto o más perjudicial,  no por los valores que dicen defender sino por las intenciones que se ocultan tras ella. Es un momento muy calculado,  no actúan en el momento más idóneo para derrocar a Gaddafi , que era cuando éste se encontraba sitiado en Trípoli. La caída de Gaddafi o su continuidad como socio es secundario. El primer objetivo,  tal y cómo lo demuestra el momento elegido para la intervención, es manipular la voluntad de los revolucionarios libios.

 ¡No a la intervención imperialista! ¡No al régimen de Gaddafi!

¡Manos Fuera de La Revolución Libia! ¡Manos Fuera de las Revoluciones Árabes!

Daniel Guerra.
18/03/2011

jueves, 17 de marzo de 2011

Libia y la Revolución Árabe. Guerra, mentiras y diplomacia. (Por Martín Moreno)

Las tropas de Gaddafi avanzan hacia el este de Libia. Es la contrarrevolución. Las fuerzas mercenarias del tirano, armadas durante décadas por las potencias imperialistas se dirigen hacia Bengasi con el objetivo de abortar la Revolución Árabe capítulo Libia y pasar a cuchillo a los revolucionarios, sometiendo la ciudad y el país a un mayor régimen de terror. La diplomacia, la política de los espejos y las mentiras de los imperialismos y su socio libio contra la Revolución van quedando al descubierto. Ni se trata de una conspiración de Al Qaeda, ni son drogadictos, ni es posible se atrevan a una zona de exclusión aérea, o sea una pantomima en realidad, ni bombardeos sobre la aviación del régimen libio, ni intervención militar directa de los imperialismos, a las que cualquier marxista debe oponerse firmemente. En realidad, ahora no les hace falta, su socio está recuperando terreno. Falsa también es la presunción de que el imperialismo ha suministrado armas para el Consejo Nacional Libio... Son las mentiras de la diplomacia imperialista que sumadas a las de Gaddafi componen la ceremonia de la confusión. 

En su fuero interno las potencias imperialistas se regocijan: ya no necesitarán la intervención militar, que no era contra Gaddafi sino para protegerlo e intentar abortar la Revolución Árabe. La teocracia iraní ve alejarse el peligro de “contagio”. La autocracia saudí y los emires del Golfo retoman impulso para enviar tropas a Bahrain y establecer un estado de excepción por tres meses, aprovechando también que los mass media burgueses están centrados en la tragedia de Japón. Ya no necesitan salvar a Gaddafi de la revolución pagándole los favores de los suculentos negocios en joint venture. No necesitan aplastar con sus propias tropas la Revolución Árabe capítulo Libia. Gaddafi puede hacer el trabajo sucio a Washington, Paris, Londres, Roma, Tel Aviv y Teherán. 

Los imperialistas maniobran, buscando aparecer como “demócratas”. Es el miedo a la Revolución, no solo en el mundo árabe, pues en Libia hay un pueblo en armas, sino en los propios Estados Unidos. Hasta el Dalai Lama ha prometido reformas a los tibetanos en el exilio y un “gobierno democrático”. En sí, la democracia burguesa sólo es posible para países capitalistas “ricos” y durante un periodo de tiempo. Ante las crisis, recurren a la más feroz y sangrienta dictadura.

Si Gaddafi y las potencias imperialistas lograran controlar por un tiempo la Revolución Libia, ese objetivo común que comparten en realidad, más allá del teatro de la diplomacia al que nos someten cada dia, el tirano lograría un balón de oxigeno, un plazo más para que pudiera disfrutar de los millonarios sobornos obtenidos de las transnacionales por las concesiones comerciales a sus socios imperialistas y seguir en el nepotismo del sueño de ser sucedido por su hijo Said Al Islam. Y el imperialismo podría continuar el negocio con ese capitalismo de compinches. Por eso, Gaddafi rápidamente se ha apresurado a decir que pueden regresar con sus petroleros a los puertos libios. El futuro de la Revolución Árabe no será determinado por los acontecimientos en Libia en caso de un triunfo militar de Gaddafi. La lucha no cesará en el propio interior de Libia, se dará por otros medios, y continuará en el resto de países, desde Marruecos a Yemen, desde Bahrain a Siria. La juventud revolucionaria está dispuesta a pelear hasta el final. El pueblo libio tiene enormes tradiciones de lucha, en especial en la Cirenaica, donde Omar Mukhtar hostigó por más de veinte años a las tropas coloniales italianas y al fascismo de Mussolini.

La Revolución Árabe capítulo Libia ha vuelto a mostrar la bancarrota de los partidos de la socialdemocracia en todo el mundo. Ni una movilización en apoyo al pueblo revolucionario se ha producido en París, Roma, Berlín, Londres o Madrid. Al coro del imperialismo se ha unido la izquierda confusa que festeja anticipadamente la victoria de Gaddafi sin darse cuenta, en el mejor de los casos, que han caído presas del juego de espejos, de las maniobras y trampas de los intereses imperialistas. Todavía no sabemos los acuerdos de la diplomacia secreta a los que llegaron los enviados de Gaddafi con los lideres europeos en los encuentros sucedidos en Malta, Portugal, París y Bruselas, aunque la Historia siempre encuentra su particular Wikileaks.

La “no intervención” 

La “no intervención” no es una abstracción. Cuando la Revolución avanzaba, objetivamente le era beneficiosa. Ahora ha devenido en su contrario, y la no intervención favorece los intereses de Gaddafi y el imperialismo. No se puede defender en estos momentos la “no intervención”. Hay que defender la intervención desde un punto de vista de clase, revolucionario. No hacerlo es una traición a la Revolución Árabe. Lo que está en juego es una Revolución, no una simple “revuelta” o “rebelión” esos eufemismos falseadores de la propaganda intoxicadora. Hay un pueblo en armas que ha perdido el miedo, un factor central en toda Revolución pase lo que pase, y que combate a fuerzas muy superiores en armamento. Falta construir poder popular en Libia, en estado muy incipiente ante la vorágine de los acontecimientos y la premura de los combates. Es la garantía para derrotar la ofensiva gaddafista. 

Brigadas Internacionales

Las organizaciones de clase de masas en todo el mundo deben llamar a formar Brigadas Internacionales, fundamentalmente del mundo árabe, que acudan en apoyo de los revolucionarios libios y en defensa de las conquistas de la revolución (comités revolucionarios, armamento del pueblo...) a la vez que se mantiene un no rotundo a cualquier intervención de las potencias imperialistas en suelo libio. De nuevo, la socialdemocracia y los restos del naufragio histórico del estalinismo se unen para aplastar una Revolución. Se puede repetir la historia de la Revolución española de 1936. Los acontecimientos, moviéndose a la velocidad del rayo, han tomado por sorpresa a las débiles fuerzas de la izquierda revolucionaria en el mundo. Nadie podía prever este giro brusco de los acontecimientos. Una guerra, dado que su naturaleza esencial es el riesgo, no puede ser prevista en sus giros y desenlace de antemano, más allá de trazar los elementos centrales del proceso en general. No se puede dar una respuesta acabada a un proceso inacabado. En cualquier caso, es una batalla, no la guerra completa. 

Al principio, La Revolucion Arabe, se movió muy rápidamente en Túnez y Egipto y tomó por sorpresa al imperialismo y a los regímenes tiránicos títeres o aliados de las potencias, como le sucedió al imperio otomano en Acqaba con los cañones apuntando al mar. Pero el imperialismo y Gaddafi se recuperaron. Y han pasado a la ofensiva, con intereses aliados, para derrotar la Revolución, desplegándose la contrarrevolución en Libia y en Bahrain. A partir de ahora, con mayor posibilidad será más larga y dura la lucha contra teocracias, dictaduras monárquicas absolutistas, autocracias de toda laya, apoyadas por el imperialismo USA, los imperialismos europeos, China y Rusia.

La Revolución Árabe

 El objetivo del imperialismo es frenar la Revolución Árabe. No se trata simplemente del petroleo libio. Ya lo tenían con Gaddafi en circunstancias ventajosas. Ni British Petroleum ni otras compañías se quejaban de sus acuerdos. No se trata ya sólo de comités revolucionarios en los barrios, armados con palos y cuchillos y alguna esporádica pistola, como vimos en Egipto. Es una milicia del pueblo armada con RPG'S, antiaéreos, etc, puede que obsoletos e ineficientes para una victoria militar sin que vaya acompañada de medidas de Revolución social (ocupación de fábricas, huelga general, cuestión agraria..) pero al fin y al cabo un ejemplo armado de Revolución, no como teoría en un libro sino práctica, con un dedo en un gatillo y sin miedo a morir. Este hecho siembra el pánico entre los capitalistas de todo el mundo. 

Hay más pánico desatado en la clase dominante de todos los países del mundo a la Revolución Árabe que a la crisis nuclear japonesa. El denominador común es un sistema capitalista en todos ellos con tasas elevadas de desempleo, hambre, con una juventud que ve ante sí un futuro peor, que antes tenía la válvula de escape hacia Europa, más restringida ahora por la profunda crisis capitalista... A ello se suma el mundo ex colonial, formalmente independiente, cuya primera característica es continuar bajo la bota del imperialismo como realidad opresora desde hace siglos. Con un pasado de cultura y esplendor, con una población mayoritariamente joven, más instruida, informada y moderna en las grandes ciudades, como El Cairo, ante la perspectiva de vivir peor que sus padres por la Gran crisis del capitalismo no se resignan y luchan por la Revolución social. La liberación nacional y social sólo puede ser obra de la Revolución Socialista, que construya una democracia obrera.

Ni Gaddafi ni ningún régimen capitalista pueden ofrecer una solución a los problemas de desempleo, pobreza y desigualdad de los trabajadores libios. Una lección hay que extraer: la Revolución Árabe fue victoriosa en Túnez y Egipto porque la clase trabajadora entró en escena por medio de la Huelga General y ocupación de fábricas. Solo los trabajadores libios pueden parar las refinerías y las industrias libias y crear un doble poder, el poder popular. Si Gaddafi recupera momentaneamente el control y el poder, por medio de una victoria militar, solo debe recibir un cascarón vacío. 

Los imperialistas, ahora agazapados mediáticamente tras la catástrofe de Japón, quedarán atrapados en su propio espejismo. Las leyes de la Historia siempre terminan siendo más poderosas que el mayor tirano, el mayor imperio y la clase más dominante. Nada es eterno salvo el movimiento y la transformación de la materia. Los avances próximos de la Revolución Árabe pueden tener un carácter mas duro, cruento e incluso prolongado que en Túnez o Egipto. Pero nunca el reloj de la Historia se ha parado y no lo hará ahora, ni en el Magreb & Medio Oriente ni en el resto del mundo. La Revolución Árabe se extiende e inspira las luchas desde los Estados Unidos a China y hasta Burma (Birmania).

La Revolución Árabe, que se encuentra en su primera etapa, ha logrado en apenas dos meses más que en los últimos 30 años. Desde la chispa en Túnez ha derribado gobiernos y dictadores títeres del imperialismo, ha asestado un golpe al control imperialista en la zona, y ha mostrado claramente la debilidad del imperialismo, que en el pasado ya habría invadido sin más y ahora no puede. Un hecho muy significativo fue el paso por el Canal de Suez de dos navíos de guerra iranís por primera vez desde 1979, camino a Siria, con autorización egipcia. 

Ahora confiando en nuestra clase, en que los trabajadores extraen lecciones, se trata de acabar con el sistema capitalista para poder transformar una revolución social en una revolución socialista, carácter que no tiene en estos momentos.

El papel de los trabajadores en la Revolución Árabe

Por mucho que los mass media de la burguesía pongan su máximo esfuerzo en ocultar que la Revolución Árabe esta siendo protagonizada por trabajadores, la mayoría jóvenes empleados y desempleados,no se puede tapar el sol con un dedo. Hemos presenciado eventos como la huelga general indefinida en el egipcio Canal de Suez y la Huelga General convocada por la UGTT tunecina....Es gracioso ver las piruetas verbales que deben hacer los mass media y sus "intelectuales" que un día le llaman Revolución (cuando arrecia el movimiento en un país) y cuando creen que es menor pasan de nuevo a su cantinela de "rebelión " y "revuelta", acompañados en el coro por los escépticos de salón supuestamente situados "más a la izquierda". Por fortuna, los trabajadores y jóvenes del Magreb & Medio Oriente no prestan la más mínima atención a estos señores ni a los medios burgueses, que como acaba de reconocer la secretaria de Estado USA, Clinton, están "perdiendo la guerra" mediática. Y esto es lo verdaderamente importante y decisivo en la situación: la perdida del miedo, la confianza en las propias fuerzas, el efectuar la experiencia de una victoria revolucionaria, cosa que a veces no sucede en toda una generación, la creación de doble poder, de poder popular, el avance en la organización de la clase y en derechos democráticos, como la legalización de partidos de clase en Túnez...Nada de esto se borra de la conciencia colectiva de la clase.

El imperialismo USA, los imperialistas europeos y China son los primeros interesados en la victoria de Gaddafi. Temen más a la extensión de la Revolución Árabe, a la que Hillary Clinton definió como la “tormenta perfecta”, que al régimen pro-capitalista corrupto de Gaddafi, que no pretende extender ningún pretendido “socialismo” ni ninguna “revolución”, muy al contrario pretende ser el sepulturero de la Revolución Árabe, el siervo fiel del imperialismo que le recompensará reanudando los negocios que hacen rica a su familia. Por eso concede entrevistas a Le Journal de Dimanche, la televisora ABC o Il Giornale, es decir, se dirige a Francia, Estados Unidos, e Italia, quejándose de que no entiende por qué Sarkozy o Berlusconi le habían abandonado si estaba cumpliendo sus acuerdos y negocios, que sigue siendo un fiel vasallo y que pueden volver a enviar sus petroleros a los puertos libios para seguir juntos haciendo negocios. Nada que ver con la actitud de un revolucionario, de un socialista, que además de denunciar el bloqueo y la amenaza de intervención imperialista llamaría a extender la revolución a todo el mundo árabe. Lenin advertía que para conocer a un hombre no te fijes en lo que dice de si mismo ni la pompa con que se reviste sino en sus hechos. Privatización hasta el día de hoy de petróleo y gas, expulsión de palestinos, encarcelamiento de comunistas y socialistas, la inexistencia de sindicatos obreros, prohibidos.Tales son los hechos en relación al régimen libio a marzo de 2011, no a febrero de 1972.Y la flecha del tiempo no permite viajar al pasado.....

De hecho, Gaddafi apoyó a Ben Alí, títere del imperialismo francés y USA en Túnez, y no a los trabajadores y el pueblo tunecino. De igual manera apoyó a Mubarak contra el pueblo revolucionario egipcio. El hijo de Gaddafi acaba de revelar en una entrevista exclusiva a Euronews que el "socialista" y "antiimperialista" de su papá resulta que pagó la campaña electoral del imperialista y reaccionario derechista Sarkozy. ¿Y a ese sátrapa lo puede defender alguien que se llame socialista? No se puede caer más bajo..... Esta es una política reaccionaria. Los defensores de Gaddafi olvidan convenientemente estas circunstancias. 

Nueva era de Revolución Mundial. La hidra de la Revolución.

La Revolución Árabe forma parte de una nueva era de Revolución Mundial, donde el péndulo gira a la izquierda en amplias zonas del mundo (en el Sur de América desde inicios del siglo XXI y ahora en el mundo árabe, Magreb y Medio Oriente). No asistimos a una suma de revoluciones nacionales, sino a un parte de la Revolución Mundial en un área del mundo. Si se pierde de vista este punto de partida internacionalista no se puede entender nada de la situación. No se trata solo de los acontecimientos en Libia. La teoría del socialismo en un solo país, reminiscencia de los restos del naufragio de los regímenes burocráticos estalinistas, se muestra impotente para explicar los procesos complejos que se dan. Aplican la falsa máxima que que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” Sustituyen las relaciones de clase por relaciones diplomáticas. Los marxistas estamos siempre donde se encuentra nuestra clase, en cualquier lugar del mundo. Y si nos equivocamos, nos equivocamos con nuestra clase, no contra ella. Porque nadie en su sano juicio se cree, como los falsos delirios de Gaddafi proclaman que todo sea una conspiración de Al Qaeda o cuatro afganos, de ese mismo fundamentalismo islámico que ha mostrado su completa bancarrota cuando las masas obreras irrumpen en la escena, protagonizando huelgas generales o insurrecciones armadas revolucionarias.

Dicen que la repetición es la madre de toda ciencia: Si incluso la Revolución Libia fuera derrotada por la tiranía de Gaddafi, eso no variaría el proceso revolucionario general en el resto de países. Sin duda, la derrota de Gaddafi la incentivaría aun más, pero hasta ahí, nada mas. Son las condiciones materiales las que determinan la conciencia, o la falta de ellas, se puede agregar..De ahí que desde Rabat a Mascate veamos los mismos carteles “No al desempleo” “Abajo la tiranía” y otros similares.....

La Revolución Árabe es como un hidra, cuenta con muchas cabezas. Si se corta una no provoca que dejen de existir las demás. En sí, una revolución es un proceso con avances y retrocesos, victorias y derrotas, no es una linea recta, y habrá bastantes ocasiones para avanzar más. La lucha de clases, pase lo que pase, en cualquier circunstancia, incluso si toda la situación volviera a dar un vuelco y se diera una victoria de la Revolución, pues continuaría mientras no fuera una revolución socialista y liquidara el sistema capitalista.

La cuestión es que ningún régimen capitalista, ni siquiera los ricos estados del Golfo con poca población y muchos recursos petroleros, pueden ya ofrecer alternativas, no pueden hacer reformas decisivas como el capitalismo tomado en su conjunto podia efectuar en el pasado y comprar la paz social. El capitalismo es más que nunca, en la era de Internet, un sistema global, interrelacionado. Ahora se ven obligados a profundizar las contrarreformas, incluso al interior de Estados Unidos. Esto se halla detrás de las históricas luchas en Wisconsin y su extensión a otros estados, que tan sólo son la punta del iceberg. La idea necesaria de una Huelga General en USA se extiende, se ocupan parlamentos...En Europa se aprueban nuevos ataques como vincular los salarios a la productividad. Esto es una receta acabada para nuevas luchas, huelgas generales, explosiones sociales...como corresponde a todo periodo con elementos revolucionarios, (a un ritmo desigual: revolución en el mundo árabe, ascenso de la lucha de clases en Europa, como tendencia general aunque lógicamente con sus alzas y bajas, en otros pre-revolución...) En todo caso, es un reflejo del cambio en la correlación de fuerzas a favor de nuestra clase. Solo la cobardía y miopía política de los dirigentes en bancarrota del naufragio de los reformismos y el antiguo stalinismo, junto a la debilidad, sectarismo y división infantil de la izquierda revolucionaria, impide que el ritmo de los acontecimientos sea más rápido en continentes como Europa. Sea como sea, también esto está siendo sometido a los embates de la espiral revolucionaria que recorre el mundo.

Revolución es cuando la clase toma su destino en sus propios manos y pierde el miedo. Internacionalismo es cuando se lucha por reivindicaciones que son en esencia las mismas, con un programa y métodos de clase capaz de ofrecer una alternativa en cada país a la crisis global del sistema capitalista.La Revolución Árabe es profundamente internacionalista, llevando el antiimperialista pan- arabismo y pan-africanismo a un nivel superior. No parte de la nada o de cero de nuevo sino de donde lo dejaron esas luchas anteriores anticoloniales, las eleva, las amplia y les da un mayor contenido y una acción de clase. Toda una generación de jóvenes trabajadores, el 70% de la población, hace una experiencia de victorias: caídas de dictadores, presionan a la consecución de derechos democráticos mínimos en países donde se parte de la no existencia de partidos de izquierda, o no elecciones que merezcan el nombre de “democráticas” (Marruecos o Yemen). Tal como dice la oposición en Yemen, y es válido para cualquier “reforma” en la actual época, llegan “muy tarde y son insuficientes”.

La clase y la Revolución sólo pueden confiar en sus propias fuerzas

Los revolucionarios árabes solo pueden confiar en sus propias fuerzas. Ninguna confianza en esa cueva de bandidos de la o­nU, ni en la Union Africana, ni en la OTAN o cualquier promesa del imperialismo, que vamos a ver como pasa de la “intervención” a la “no intervención” como quien se cambia de camisa, bajo la excusa de que se encuentran divididos y que no hay consenso. Así abandonarán a su suerte a la Revolución Libia, a la que nunca pretendieron “ayudar”. La Revolución es su mortal enemiga. La desean aplastada, como lo desea Israel, y seguir con sus negocios y áreas de influencia. Las mentiras del imperialismo quedaron bien evidenciadas con la detención de 8 militares británicos, entre comandos SAS y miembros del MI6, cerca de Bengasi. Era una operación de infiltración. Si fuera un apoyo y dialogo con el Consejo Nacional Libio hubieran tocado a la puerta. El imperialismo recibe a los emisarios de Gaddafi a la vez que se infiltra en territorio revolucionario. No es difícil deducir su misión real: espiar las defensas revolucionarias en torno a Bengasi. Y ayudar a la contrarrevolución lanzada desde Trípoli.

El capitalismo, ni en el mundo arabe, ni en ningún pais puede ofrecer una alternativa. Una generación vivirá peor que sus padres en los países capitalistas avanzados si no es trasnformada la sociedad. Solo una democracia obrera a nivel mundial puede ofrecer una alternativa no solo a los trabajadores y jóvenes sino a la humanidad. No hay margen para reformas decisivas, permanentes y duraderas. En sí, la Revolución es la única reforma permanente. Los reformistas sin reformas son cadáveres políticos, que los trabajadores y la juventud deben arrojar por el acantilado. En el resto del mundo, millones de personas no han conocido desde hace dos o tres décadas más que crisis sobre crisis y “décadas perdidas”. Hoy son crisis más profundas y prolongadas en el tiempo y recuperaciones casi inexistentes, muy débiles y muy cortas en el tiempo. Este es el motor de las Revoluciones Arabes y no ninguna conspiración. Ni existe la fuerza supuesta de Al Qaeda, ni el espantapajaros que agitan a conveniencia del fundamentalismo islámico, ni existe un imperialismo omnipotente que planifica lo que quiere y siempre vence. Son más mentiras que pretenden confundir. No fue asi en Vietnam, no fue asi en Túnez, donde desearían mantener a Ben Alí o en Egipto a Mubarak, ¿o acaso no los mantenían desde hace 30 años? El capitalismo sólo cambia de peón cuando no les sirve para contener a las masas. Entre otras cuestiones, porque la propaganda se nutre de la fuente de la rutina.

No se puede afirmar que la Revolución Árabe sea en estos momentos una Revolución Socialista. Es una exageración.Sí es una Revolución, que hasta ahora ha logrado reformas democráticas (en sí todas las reformas son hijas del miedo a la Revolución) que debe ser vista y analizada como un capítulo de la Revolución Árabe, que no es ninguna suma de revoluciones nacionales sino un proceso, con similares demandas y mismos actores en distintos países, pues igual que no partimos de ninguna Revolución "ideal" no reducimos el proceso revolucionario a una cuestión nacional, como sí hacia el estalinismo y su famosa teoría del socialismo en un solo país. No, lo vemos como un proceso internacionalista y por tanto lo analizamos en su conjunto. El todo no es una simple suma de las partes, es superior. Esto es evidente en Magreb & Medio Oriente, cuando las acciones de lucha de trabajadores, la mayoria jovenes se produce en similar forma en distintos países e incluso las maniobras de los regímenes dictatoriales, incluido Gaddafi, para intentar salvar el pellejo despliegan un abanico que va de las promesas demagógicas de reformas del inicio, a una cada vez más abierta opción de represión y guerra, como vemos en Libia o Yemen o Saudi Arabia...

Desde una oficina en Caracas, Madrid o Londres no se dirige una revolución. De hecho, las revoluciones no se “dirigen”, como si fuera un modelo de avión de modelismo aéreo que se guia por un comando y va según las “ordenes” emitidas. De hecho los revolucionarios, estrictamente , no hacemos las revoluciones, nos preparamos para ellas. La Revolución la hacen las masas, cuando empiezan a tomar su destino en sus propias manos, sacando sus propias conclusiones, aprendiendo de la experiencia, construyendo en el camino, avanzando y retrocediendo. Eso vemos en el mundo árabe. Eso no excluye la necesidad de contruir una alternativa marxista de masas a nivel internacional, La V Internacional en este momentos es una necesidad histórica, que debe ser proclamada por organizaciones de masas de la clase en todo el mundo. El proceso de toma de conciencia y el paso a la acción es el sello de una revolución, como lo fue la francesa (burguesa) y la rusa de Octubre de 1917 (proletaria), aunque en perspectiva histórica fueran secuestradas, la última de ellas por la burocracia estalinista. O la de Oliver Cromwell, en Inglaterra, que pensaba se trataba de un movimiento religioso en vez de una Revolución... Los marxistas intentamos aportar y fertilizar el proceso con las ideas y el programa del socialismo revolucionario, desde la unidad de acción. La Revolución no es el proceso en una cabeza en una recámara (habitación) de América Latina, Europa o Africa, ni se organiza con un click en el mouse y dando a la tecla “send” . Esa es una vision, ademas de falsa, conspirativa, blanquista, que flaco favor le hace a la Revolución Árabe.

Debemos prepararnos para un proceso largo, prolongado, de años, no de meses. Dos meses, si no son nada en un embarazo, menos lo son en un proceso revolucionario. Es importante no perder la paciencia, la confianza en la clase y volver a las ideas fundamentales como siempre hacia Lenin, para no perder el norte. La Revolución es un enfrentamiento de fuerzas vivas, partiendo de lo concreto, de lo que hay, en un terreno que no siempre puede ser elegido por nuestra clase. Deseamos y trabajamos porque la Revolución Árabe avance en un sentido socialista. Es nuestra tarea y la estamos realizando. La emancipación de los trabajadores será obra de sí mismos. Nadie puede, por mas bien intencionado que sea, pretender sustituir la acción y las decisiones del pueblo revolucionario libio, aunque sea con la mejor voluntad del mundo. Bien decía Lenin que el camino del infierno está empedrado de buenas voluntades.

miércoles, 16 de marzo de 2011

El capitalismo y la seguridad nuclear (Daniel Guerra)


El 12 de enero de 2010, un terrible terremoto de magnitud 7 en la escala de Richter asoló al pueblo de Haití. Por aquel entonces, ya se denunció que el principal problema de este país es su extrema pobreza. A pesar de que las fuerzas de la naturaleza son imparables e impredecibles, el factor que determina la magnitud de los daños causados por una catástrofe natural son los medios y las infraestructuras que cuentan los países para prevenirlas y hacerles frente. Las precarias chozas en las que vivían la mayoría de los habitantes de una de las naciones más pobres del planeta se desmoronaron como castillos de naipes. Se produjo un balance de cerca de 320.000 muertos, 350.000 heridos, y más de 1,5 millones de personas se quedaron sin hogar, a causa, más que del seísmo, del sistema capitalista. Todavía hoy su población sufre las terribles consecuencias.

En Japón, con un terremoto de magnitud 9, acompañado de un espantoso tsunami con olas de hasta 10 metros de altura, hemos experimentado la otra cara de la misma moneda.

La suma de víctimas, entre muertos, heridos y desaparecidos  alcanza casi la cifra de 13.000, en la cual se incluye los más de 8.000 desaparecidos de la ciudad Minamisanriku, engullida por las aguas del Pacífico. Es una tragedia de inmensas proporciones que podría haber sido mucho peor que la de Haití sino fuera por que la mayoría de edificios, afortunadamente, han sido construidos a prueba  de seísmos. De hecho los efectos más devastadores los ha producido el tsunami. Japón es el Primer Mundo y el país mejor preparado contra los terremotos. El PIB de Japón no tiene nada que ver con el de Haití. Las construcciones aguantaron las sacudidas. Sin embargo, el capitalismo, como buen aliado de las catástrofes naturales, también se ha cobrado sus víctimas.

Que nadie se confunda, no estoy hablando de las bolsas de miseria que éste sistema genera también en las ciudades de los países más desarrollados del mundo, aunque la extrema vulnerabilidad de las personas que viven en condiciones precarias, con menos medios y recursos para afrontar estas situaciones, también es digna de mención. De lo que estoy hablando es precisamente de uno de esos elementos que distinguen a los países más desarrollados de los más pobres: la energía nuclear.

Japón posee más de 50 plantas nucleares y planeaba, antes del terremoto, construir dos docenas más hacia el 2030. La excepcionalidad de la magnitud del seísmo, aunque no por ello imposible de suceder, sumado a los efectos del tsunami, han producido un accidente nuclear de consecuencias, impactos y alcance aún por determinar, que algunos medios ya han calificado de Apocalipsis nuclear

El viejo debate sobre las nucleares.

En todo el mundo se ha avivado el debate sobre la energía nuclear, un tema que está relacionado con el acuciante problema del cambio climático y la contaminación que genera la combustión de las centrales térmicas. Las energías renovables, hoy en día sólo son capaces de satisfacer una pequeña parte de la demanda energética. Sin embargo, el debate central, más allá de la opción entre centrales nucleares o térmicas y la rentabilidad de las energías renovables, debe ser entre el sistema capitalista, es decir, un sistema económico que prima el máximo beneficio de una minoría a corto plazo, o un sistema económico que priorice el aprovechamiento de los recursos energéticos al servicio de la población y su utilización de una forma racional y científica, es decir, el socialismo.

El capitalismo es un obstáculo real para el desarrollo y el aprovechamiento de las energías renovables, mientras que la energía nuclear se considera barata de producir, especialmente si se reducen los gastos en materia de seguridad y de gestión de los residuos nucleares.
 
Desde hace tiempo existen propuestas sobre la conveniencia de alargar la vida útil de las centrales nucleares, diseñadas para funcionar una media de 40 años. Más allá de ese periodo, los niveles de seguridad del reactor, por razones obvias, comienzan a descender. En Alemania, no hace ni medio año se tomó la decisión de prolongar el funcionamiento de las centrales nucleares 12 años más de lo aconsejado, y en el estado español existía el debate de mantenerlas funcionando durante casi 60 años.

No hace falta explicar que la mayoría de centrales nucleares del mundo no cuentan con las medidas de seguridad que existen en Japón contra los seísmos. También huelga decir que la prolongación del funcionamiento de estas centrales más allá de su vida útil se debe exclusivamente a motivos comerciales.
Tras la catástrofe de Japón, el gobierno alemán ha anunciado que anulará la decisión de alargar la vida útil de las centrales y apagará, de momento transitoriamente, las siete centrales nucleares más antiguas del país. Por otro lado, el resto de países han comenzado a revisar las medidas y protocolos de seguridad de las centrales,que  hasta hace pocos días, eran consideradas como “muy seguras.”

Es absurdo que se insista en la seguridad de la energía nuclear como se ha hecho hasta ahora, especialmente en el actual sistema económico, pues nada es seguro cuando su principal función es el elemento lucrativo. Sólo bajo el socialismo, bajo una economía mundial planificada científicamente con criterios racionales y controlada por la mayoría al servicio de la sociedad, con una auténtica democracia obrera contra el lastre de un aparato burocratizado, tanto la energía nuclear como las centrales térmicas pueden ser sustituidas a corto plazo por energías renovables, paralizando así la destrucción del planeta, bajando los niveles de contaminación y creando un mundo mucho más seguro. Ése es el objetivo al que debemos aspirar.

No obstante, incluso en la energía nuclear, en el caso de que las necesidades energéticas así lo requiriesen, se podría encontrar la forma de gestionar los residuos nucleares de forma eficaz y no contaminante y garantizar la seguridad de las centrales a un nivel real parecido al 100%, invirtiendo en investigación,  en medidas de seguridad capaces de afrontar cualquier cataclismo, y diseñando un plan global energético que disponga una forma de suministrar energía allí donde fuese menester construyendo sólo en los lugares más seguros del mundo, teniendo en cuenta, si nos atenemos a la historia de nuestro planeta, mucho más longeva que la corta historia de la humanidad, que los seres humanos aún no hemos conocido los peores calamidades naturales que se pueden producir.

El problema es que tanto la vía de las energías renovables como la de la máxima optimización de la seguridad de la energía nuclear, tienen un coste económico que el capitalismo no está dispuesto a pagar. Así que de momento, somos nosotros, simples trabajadores, los que pagamos asumiendo riesgos innecesarios y sufriendo las consecuencias de la falta de seguridad. Socialismo o barbarie, no hay otra salida.

Daniel Guerra
16/03/2011

http://www.kaosenlared.net/noticia/capitalismo-seguridad-nuclear

viernes, 4 de marzo de 2011

LLAMAMIENTO A LOS PUEBLOS REVOLUCIONARIOS DE AMÉRICA LATINA:Sobre la revolución árabe, Libia y la V Internacional (Daniel Guerra)



"La orientación de las masas está determinada, por una parte, por las condiciones objetivas del capitalismo en descomposición, y de otra, por la política de traición de las viejas organizaciones obreras. De estos dos factores el factor decisivo, es, por supuesto, el primero; las leyes de la historia son más poderosas que los aparatos burocráticos. Cualquiera que sea la diversidad de métodos de los social traidores (de la legislación “social” de Blum a las falsificaciones judiciales de Stalin), no lograrán quebrar la voluntad revolucionaria del proletariado" León Trotsky, el Programa de Transición

La V Internacional

El 20 de Noviembre de 2009, Más de 150 delegados de partidos de izquierdas de más de 45 países suscribieron el llamado” compromiso de Caracas".

En dicho compromiso, consta el acuerdo de la celebración del  congreso fundacional de la V Internacional Socialista. A dicha propuesta, además del PSUV, rápidamente se adhirió el FMLN de El Salvador, seguido de otros grupos y corrientes de izquierda, también muchos grupos de la IV Internacional se mostraron dispuestos a contribuir en este proyecto. Se generaron debates y simpatías por doquier y en algunas organizaciones obreras de masas del mundo surgieron desde sus bases  tendencias de  presión para que las direcciones aceptasen adherirse a la V Internacional, como en el caso del PC francés. Dicho congreso fundacional debía de haberse celebrado el pasado 23 de Abril de 2010. La fecha fue pospuesta sine die, y nunca más se supo.

Luchas en Europa contra el desmantelamiento del estado del bienestar

Desde entonces, en plena crisis capitalista, ha quedado más patente que nunca el fracaso de las políticas reformistas en Europa, donde reforma en realidad significa contrarreforma.  La necesidad de la unidad de la clase obrera por encima de fronteras nacionales es un hecho cada vez más incuestionable. La imagen de pancartas en Grecia, junto a la Acrópolis y el Partenón, con la consigna de ¡PUEBLOS DE EUROPA, ALZAOS! despertó conciencias en todos los rincones del mundo. Después de Grecia, los trabajadores de España, Francia, Italia, Portugal, Rumanía, Hungría, República Checa, Gran Bretaña, Países Bálticos,… se alzaron en luchas contra las consecuencias de la crisis de este sistema y comenzaron a comprender que nos enfrentamos a algo que abarca mucho más allá que nuestros respectivos gobiernos, es decir, el FMI, la UE y el propio sistema capitalista.

Lo sindicatos GCEE de Grecia y el CGIL italiano rompieron el hielo promoviendo en el Confederación Europea de Sindicatos  una acción común para hacer frente a las medidas antiobreras, que se concretaron en una jornada de lucha europea en la que se sintieron de forma efectiva las voces que desde hace tiempo claman a favor de una HUELGA GENERAL EUROPEA. El 29 de septiembre de 2010 fue una jornada de luchas a nivel europeo, con huelga general en el estado español y paros parciales y manifestaciones en el resto de Europa. Una lucha europea que se mundializó cuando el Sindicato Mexicano de Electricistas hizo suya la reivindicación del 29 S y la llevó adelante. Manifestaciones como las de México DF se produjeron también en Panamá, Buenos Aires, Santiago de Chile, Perú, Canadá.... la idea del internacionalismo, comenzando por México y el SME, traspasó las fronteras continentales. Este proceso continúa abierto, los ataques continúan, y esta vez, con la experiencia de las revoluciones de los países árabes, volverán a alzarse. Grecia ha comenzado a dar los primeros pasos.


¿Qué habría ocurrido en Europa de haberse llevado a cabo el congreso fundacional de una Internacional que agrupase a organizaciones de masas, corrientes, tendencias y movimientos sociales? Una Internacional auténtica, con presencia en cientos de países. Una organización mundial en la que poder defender el programa del socialismo revolucionario y desde la que lanzar un llamamiento a los trabajadores de todos los países en lucha para que formasen comités de huelga con enlaces internacionales entre sindicatos, comités de empresa, barrios, asociaciones...de toda Europa con el fin de organizar la lucha a nivel continental y fomentar, con una V Internacional en marcha,  la solidaridad recíproca de las luchas europeas con las revoluciones de América Latina, situar en el orden del día el debate sobre el derrocamiento del capitalismo, causante de esta crisis, y trabajar conjuntamente  para que esta acción común se concretase en la primera huelga general anticapitalista en Europa, o más allá.

Espiral revolucionaria en los países árabes

Sin embargo, si unos meses atrás aquella V Internacional era tan necesaria, ahora es absolutamente imprescindible. Asistimos hoy a los albores de una auténtica revolución  en los países árabes.  Túnez, Egipto, Libia, Irán, Bahréin, Marruecos, Argelia, Jordania, Yemen, Siria…. Las dictaduras de Egipto y Túnez, apoyadas por el imperialismo internacional con la excusa del fundamentalismo islámico, han sido derrocadas por  unos  pueblos que exigían libertad, empleo, salarios decentes, dignidad…no sin antes pagar el elevadísimo coste de los mártires, cuya sangre no ha hecho más que avivar el fuego de la revolución.

Estos días, hemos visto surgir elementos de doble poder, órganos de control obrero para la autodefensa, el abastecimiento de las ciudades, la gestión del tráfico, organización de hospitales de campaña, recogida de basuras, comités populares,…y el pueblo en armas en sustitución de los ejércitos. Es el embrión del nuevo mundo que está por venir y que el pueblo tendrá que potenciar y desarrollar para la toma del control obrero de los medios de producción.  

Desinformación y contrainformación:

Del mismo modo que al capitalismo, en épocas de crisis, se le cae la máscara y nos muestra su verdadero rostro, la maquinaria goebeliana intensifica su trabajo para intentar crear toda la confusión posible y difundir toda clase de mentiras y prejuicios mientras las maniobras lampedusianas se ponen en marcha.


Por un lado, los medios de comunicación han sobredimensionado el papel de Internet y las redes sociales en las revoluciones del mundo árabe para ocultar con terror a la clase obrera organizada. Tanto los tiranos de los países árabes como el imperialismo, los primeros para evitar la caída de sus regímenes, y los segundos para controlar y manipular los procesos de transición, esgrimieron en un principio el espantapájaros del fundamentalismo islámico. Es  un elemento que incluso el régimen iraní ha intentado alimentar y movilizar en su propio beneficio, maniobra en la que Teherán no sólo ha fracasado, sino que se ha convertido en su contrario. Hombres y mujeres, cristianos y musulmanes, han mostrado al mundo,  en la unidad de la lucha, cuál es la verdadera composición de estos pueblos y sus auténticas aspiraciones un vez que se han alzado, sobrepasando y anulando con la ola revolucionaria a cualquier minoría radical.


Fracasadas las teorías sobre el fundamentalismo, los dirigentes árabes han optado por escudarse en el “conspiranoicismo”. Así pues, sería el imperialismo quien estaría detrás de estas revoluciones, una teoría que incluso se ha llegado a solapar con las del fundamentalismo y se han lanzado conjuntamente, llegando a rozar el ridículo.

Son teorías desesperadas que generan toda una serie de contradicciones, pues los tiranos, tratando de ganar el apoyo popular,  tienen que enfrentarse a sus verdaderos  amos y señores. En el caso de Yemen,  Ali Abdalá Saleh se ha visto obligado a disculparse ante la Casa Blanca por afirmar en un discurso ante profesores universitarios en Sanaa que "todas estas protestas están orquestadas por Washington, las financian los sionistas en Israel y se dirigen en una sala de operaciones en Tel Aviv". Ali Abdalá no debió morder la mano que le ha dado de comer durante años y que aún no le ha abandonado del todo.

El caso es que las teorías conspiranoicas, ya sean rechazadas por Washington o no, cumplen su servicio al imperialismo, especialmente en el caso de Libia. Si algo ha quedado patente en esta época y en lo que coincide todo el mundo, es que no podemos fiarnos de lo que dicen los medios de comunicación oficiales. No obstante, hay que tener en cuenta que si en su momento las revelaciones de wikileaks dejaron al imperio con los pantalones bajados, éste ya ha tenido tiempo suficiente de subírselos y buscar la forma de darle la vuelta al asunto (sin que nadie se entere, por supuesto). En ocasiones, la mejor forma de mentir es diciendo la verdad, y tal vez sea esa la única forma de mentir que les quede a unos medios que se saben desprestigiados. Súmenle a esa verdad la falta de imágenes, súmenle algunas exageraciones, y ya tenemos una confusión en toda regla. Una organización de la clase obrera a nivel internacional sería una herramienta más para suplir estas carencias informativas.

Libia y la confusión en la izquierda:

Así, pues, ¿de qué debemos fiarnos? Ni más ni menos, que de nuestra capacidad de interpretar los hechos con los materiales que contamos, deshaciéndonos de prejuicios e ideas preconcebidas. ¿Qué sabemos de Libia? Sabemos que en Libia existe un régimen que se hace llamar socialista. Sin embargo en Libia se inició hace años un proceso de privatización de todas las empresas estatales, la apertura de la economía a la inversión extranjera, una política de colaboración con el imperialismo en la "lucha anti-terrorista", ha establecido alianzas con la Unión Europea en materia de inmigración, ha eliminado los subsidios estatales a los productos básicos y ha potenciado la entrada de las empresas multinacionales (BP y Shell) en el negocio petrolero y del gas. A la vanguardia de este proceso estuvo el imperialismo británico que además vendió todo tipo de armas y material anti-disturbio que ahora se está usando contra la población civil. Sólo el primer semestre del 2010, España exportó a Libia material de defensa y militar por valor de más de 6,9 millones de euros según datos del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Fueron estas políticas, que desmantelaron las políticas sociales del primer período del régimen de Gaddafi, las que provocaron el brutal aumento del desempleo (hasta la cifra insostenible del 30%) y las profundas desigualdades sociales que afectan a su población. Sabemos que por estas causas se alzaron los pueblos de Túnez y Egipto, y muchos deseábamos y esperábamos que esos alzamientos se produjeran en el resto de países árabes, sin excluir a Libia.  Si buscamos un origen de los inicios de las primeras protestas en Liba, no los busquemos en Estados Unidos ni en Israel, sino en las revoluciones de Túnez y Egipto. Nada indica que las razones por las que se luchan en Libia hayan de ser muy diferentes a las del resto de países árabes.

Esto son los datos, los hechos conocidos que hemos de tener en cuenta antes de interpretar las noticias que nos puedan llegar desde cualquier fuente de información. “Interpretar” es la única forma de no ser manipulados por los Mass media. Creer en todo lo que publican los periódicos o negar cualquier información que difundan de forma sistemática, son dos formas de estar condicionados por la prensa. La tercera vía, esperar sentado a que las cosas se aclaren por sí solas para tomar posiciones no es una tarea operativa, precisamente por su  inoperancia. Dejemos eso para los historiadores, los cuales necesitan un periodo de unos 50 años para aclarar bien los hechos, mientras que la tarea de un revolucionario es incidir Historia.

No obstante, aún sin conocer bien lo que se cuece en los despachos, podemos afirmar que si el imperialismo apoya a los rebeldes, un apoyo que representa un regalo envenenado para los revolucionarios, es porque los gobiernos imperialistas han sido más hábiles y rápidos que los prudentes gobiernos de los países del ALBA en política internacional, quienes deberían haber apoyado a los revolucionarios desde un principio y ofrecerles la vía del socialismo y todo el apoyo que necesitasen para construirlo. No es menester esperar a la confirmación de bombardeos o matanzas.

Desconocemos hasta qué punto las masas en Libia, tras décadas de confusión ideológica, pueden rechazar el socialismo. En cualquier caso, citando  a Trotsky, "La orientación de las masas está determinada, por una parte, por las condiciones objetivas del capitalismo en descomposición, y de otra, por la política de traición de las viejas organizaciones obreras. De estos dos factores el factor decisivo, es, por supuesto, el primero (…)”

Nadie afirma que en Libia se esté produciendo una revolución socialista, lo que está claro es que estamos ante unas reivindicaciones justas y necesarias que cualquier socialista debería defender y encabezar. También está claro que se trata de una revolución con los elementos de poder popular que la caracterizan. Libia es un capítulo más de la revolución árabe, la continuación de las revoluciones de Túnez y Egipto, en las que observamos los pueblos no han terminado las luchas y rechazan los gobiernos que les quieren imponer. Es un rechazo al continuismo, en otras palabras, al imperialismo que intenta mantener intactos sus intereses. No es poco. Ya no se trata de dictadura o democracia, como intentan engañarnos los Mass media burgueses, sino de alcanzar las conquistas sociales y económicas a las que aspira el pueblo.  En otras palabras, aunque aún ni siquiera las masas lo vean aún claramente, aún con otros símbolos o banderas y con consignas meramente democráticas, se trata, en el fondo, de socialismo o capitalismo.

Tenemos el ejemplo de China, un ejemplo con el que Gaddafi se ha comparado justificando la matanza de la plaza de Tiananmen. Sabemos que los manifestantes de Tiananmen no pedían capitalismo, sino reformas democráticas dentro del comunismo, aunque los medios occidentales ocultaron y tergiversaron esta realidad. Basta ver las imágenes de la plaza Tiananmen llena de banderas rojas y los manifestantes entonando el himno de la Internacional con el puño en alto. También lo ocultaron los líderes chinos. En estos casos, el estalinismo y el imperialismo son los que se alían en un perverso contubernio contra la revolución y las libertades de los pueblos.

Así pues, no sería de extrañar encontrarnos con el régimen de Gaddafi acusando de imperialistas a los revolucionarios, mientras el imperio les tiende la mano para conducirlos por la vía de la servidumbre al capitalismo. Dos viejos amigos, Washington y Trípoli, ahora enemigos pero unidos en la misma mentira con distintos objetivos. No es nuevo en la Historia. La diferencia está, tal y como ha afirmado recientemente  el Comandante Fidel Castro, en que “El problema que tal vez no imaginaban los actores es que los propios líderes de la rebelión irrumpieran en el complicado tema declarando que rechazaban toda intervención militar extranjera”.

Defender la revolución Libia no significa creer todo lo que dice la prensa burguesa, ni negar que el imperialismo tenga sus propios planes y aproveche el río revuelto. ¡Por supuesto que los tiene! ¡Y seguro que planea la forma de intervenir, directa e indirectamente, y de manipular todo lo que pueda! ¡Incluso los fundamentalistas o Al Qaeda deben estar reunidos para ver qué se pueden llevar a casa de todo esto!

Las revoluciones las hacen las masas, es una situación que no se puede controlar y menos provocar en los despachos de los servicios secretos de ningún país, de lo contrario ya habrían alzado al pueblo cubano contra su gobierno, si no lo han hecho no será por que no lo hayan intentado anteriormente. Sobre una revolución, no existe ninguna otra fuerza más poderosa que la de las leyes de la Historia, unas leyes ante las que han sucumbido todos los imperios y emperadores, desde al antiguo Egipto hasta los césares de Roma.

Hay que tener en cuenta también, a la hora de establecer teorías, el hecho de que el imperialismo, hasta ahora, tenía muy bien ordenadas todas sus piezas en esa zona, por no mencionar los efectos impredecibles de estas luchas en el resto del mundo. La consigna del imperialismo no es modificar el equilibrio de fuerzas, sino, como consecuencia de los estallidos sociales,  cambiar todo lo que se tenga que cambiar para mantener intacto ese equilibrio de fuerzas.


Los efectos de la revolución árabe en América:


En Wisconsin, en el corazón del imperio,  se han visto manifestaciones contra las medidas antiobreras en las que la  policía se unía a los manifestantes en lugar de reprimirlos. En declaraciones de los manifestantes, ha sido el pueblo egipcio el que  les ha servido de ejemplo. Manifestaciones y huelgas cómo estas se extienden por todo los Estados Unidos.  Ohio es el último estado en despojar a los trabajadores de sus derechos sindicales.

 Luego está Irak, auténtico protectorado estadounidense tras su invasión, que también ha sido afectado por la espiral revolucionaria. En Europa no tardarán en resurgir las luchas, continúan los ataques contra la clase obrera, aunque esta vez cuentan con la experiencia de las luchas de los países árabes. Si algo necesitaba Europa, tras sufrir derrota tras derrota, en un sistema que intenta hacernos creer que la lucha no sirve mientras se asiste con sensación de impotencia al desmantelamiento del estado del bienestar, es la lección de una lucha triunfal contra un régimen que parecía inamovible. Después de esto, ¿Parecen el FMI, la Unión Europea, el imperialismo americano, incluso el capitalismo, tan poderosos como en meses anteriores? ¿Puede realmente el imperialismo estar detrás de todo eso?

Puede que ahora inflen los datos de violencia en Libia para sus propósitos, o que no les haga falta hacerlo porque la represión existe. En cualquier caso, las amenazas de Gaddafi y sus proclamas para aplastar a los revolucionarios están ahí, con bombardeos o sin ellos. Y si alguien está ayudando a los imperialistas a tener excusas para movilizar portaaviones es la resistencia de Gaddafi a abandonar el poder.

Sobre  socialismo y revolución

Hay quien aún cree que en Libia hay socialismo, incluso quien la compara con Venezuela, lo cual es ridículo. No es posible comparar ambos gobiernos. En Venezuela las masas se echaron a la calle para defender a su legítimo presidente, abortar golpes de estado y avanzar en la revolución bolivariana. Eso es revolución, cuando los pueblos se alzan para ser dueños de su destino. Es penosa la actuación de parte de la izquierda, y por desgracia no sólo la reformista, lo que sería de esperar, sino de la supuestamente "revolucionaria", que no tienen claro que Gaddafi hace ya años que se pasó al otro lado de la barricada. Es como  si no hubieran leído los periódicos en los últimos diez años. No tienen claro que en una revolución, que siempre tiene elementos de "río revuelto" el imperialismo intenta pescar en su beneficio. Y buena parte de esta ceremonia de la confusión a la que asistimos se trata de esa "izquierda" que hace años dejó de creer en la revolución, se hizo posibilista y ahora que la tienen ante sus ojos, se los frotan sorprendidos y la niegan para que no quede en evidencia su completa bancarrota teórica y su oportunismo. En Libia las masas se echan a la calle contra el régimen para protestar contra la miseria y la tiranía, eso son los hechos. También hay quien critica que en Libia no se vean banderas comunistas entre los manifestantes. A parte de que el régimen reprimió, encarceló y asesinó a comunistas y sindicalistas durante décadas, también es cierto que, como afirmaba Lenin, quien espere ver una revolución en estado puro y sin contradicciones, no la verá jamás. ¿Quiénes son, entonces, los verdaderos  revolucionarios en Libia, el régimen o los manifestantes?


África subsahariana

África negra parece estar olvidada por el resto del mundo. Si embargo, son países que llevan décadas ejerciendo en silencio las peores de las dictaduras. Países poblados principalmente por jóvenes desesperados por sacar sus familias adelante, muchos de ellos con estudios y hartos de la tiranía de sus dirigentes. En Zimbabue, el dictador Robert Mugabe gobierna desde hace tres décadas con puño de hierro. Según la CIA, es el país con la tasa de paro más alta del mundo, casi el 95%. En Camerún, Uganda, Angola, Guinea Ecuatorial o Congo llevan soportando más de un cuarto de siglo a los mismos tiranos. En Togo o Gabón los presidentes son los hijos del antiguo dictador. El escritor y bloguero ecuatoguineano Juan Tomás Ávila Laurel inició una huelga de hambre contra el régimen de Teodoro Obiang Nguema, animado por las protestas del mundo árabe. Sostiene que en varios países africanos se dan los contextos necesarios para una revolución. Mientras en Egipto el pueblo tomaba el cielo por asalto, una periodista francesa afincada en Johannesburgo (Sudáfrica) recibió una llamada de un colega desde Gabón. “¿Qué demonios hacéis? Aquí estamos saliendo a la calle para protestar y nadie dice nada”, le espetó. La policía disparó gases lacrimógenos y detuvo a treinta personas antes de ahogar la protesta. Actualmente, los médicos de los hospitales de Lagos, capital de Nigeria, unos 1,000 se encuentran en huelga por cuarta semana, y en la prensa occidental no se ha escrito una sola línea.

Tras todo lo expuesto, la pregunta es: ¿Existe un mejor contexto mundial para la fundación de una V Internacional? o Mejor dicho ¿Ha existido alguna vez una necesidad tan urgente de la existencia de una Internacional formada por las organizaciones tradicionales de masas de los trabajadores, por partidos, corrientes tendencias…, como herramienta de lucha internacional y en la que poder defender el programa del socialismo revolucionario?


Decir imperialismo es decir Internacional, pues el capitalismo nos oprime a nivel mundial. ¡Los trabajadores necesitamos contar también con una auténtica Internacional para contrarrestarlo y vencerlo!

Llamamiento a los pueblos revolucionarios de Latinoamérica.

Es justo reclamar que se retome el proyecto de la V internacional tal y cómo se propuso en el compromiso de Caracas. Los dirigentes de la revolución bolivariana adquirieron con él una responsabilidad para con el movimiento obrero mundial que debe ser asumida. Es preciso también hacer un llamamiento al Partido Comunista de Cuba y al Movimiento Al Socialismo de Bolivia para que se adhieran a ella. Es necesario que las bases de todas las organizaciones de izquierdas del mundo cuenten con una herramienta internacional de lucha para enfrentarnos a un enemigo que nos ataca a nivel mundial. Estamos viviendo una época revolucionaria, ¿Quiénes serán los  responsables de que en estas circunstancias carezcamos de dicha herramienta? Para bien o para mal, la Historia hará los juicios pertinentes sobre esto.


En estos momentos, Fidel  Castro, líder de la revolución cubana, y Hugo Chávez, de la revolución bolivariana, nos advierten correctamente de los movimientos de tropas que el Imperialismo está realizando para intervenir en la zona. ¡Ninguna intervención imperialista! Pero en cuanto alrégimen de Libia, sus declaraciones son todavía algo tibias y dubitativas, e incluso  más ambiguas en el caso de Chávez. Hay quien afirma que el presidente Chávez antepone sus intereses de hombre de estado, debido a los intereses comerciales que tiene en al zona, a los ideales revolucionarios. De ser así, tampoco sería un estadista muy audaz, teniendo en cuenta que el régimen libio tiene los días contados, algo que Obama sí tuvo claro desde el principio. En manos del gobierno venezolano está el desmentir estas acusaciones.

A todos aquellos que esten de acuerdo con lo que aquí se expone, se les hace un llamamiento a que suscriban este llamamiento y lo repliquen por toda la red: 

Esto es un llamamiento para el compañero Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías y los dirigentes del PSUV para que se retome sin demora el proyecto de la fundación de una V Internacional Socialista tal y cómo estaba previsto.

Es un llamamiento al Presidente del Consejo de Estado de Cuba Comandante Raúl Modesto Castro Ruz, y al Secretario del Partido Comunista de Cuba, Comandante Fidel Alejandro Castro Ruz,  ambos líderes de la Revolución Cubana, a que se adhieran e impulsen el proyecto de la V Internacional Socialista, la cual será el balón de oxígeno que las conquistas sociales de Cuba necesitan para resistir y avanzar, y  al presidente de Bolivia y máximo dirigente del Movimiento al Socialismo, Juan Evo Morales Ayma y demás dirigentes del partido, a que se adhieran e impulsen el proyecto de la V Internacional Socialista.


Es un llamamiento al internacionalismo revolucionario para conminar a los países del ALBA, a las Revoluciones de América Latina, a que continúen condenando cualquier intervención imperialista y que condenen sin reservas al régimen de Muammar al Gaddafi por sus reiteradas traiciones desde hace años a su pueblo, a su revolución, al socialismo y los principios revolucionarios más elementales. Que proclamen la consigna de ¡Todo el poder a los comités populares! y que ofrezcan todo su apoyo a los revolucionarios que combaten por sus libertades, les proponga la vía del socialismo como única solución a sus problemas y se comprometan a otorgarles toda la ayuda posible para la construcción de un auténtico proyecto socialista.

Es también un llamamiento para las bases de estos partidos y para los pueblos revolucionarios de América Latina. ¿Oís el clamor popular que se alza en los pueblos hermanos de los países árabes contra la tiranía, la miseria y la explotación? El internacionalismo, ese sentimiento que recorre las venas de todo el continente desde que Simón Bolívar soñara con una América Latina unida por encima de fronteras nacionales, esa antorcha que llevó  Máximo Gómez Báez desde su natal República Dominicana a Cuba, que José Martí avivó haciendo del internacionalismo el fin último de la independencia de Cuba, y que el Che Guevara hizo brillar desde el Congo hasta Bolivia en su idea de “combatir el imperialismo donde quiera que éste se encuentre” es ahora más necesario que nunca.


Que la espada de Bolívar galope rauda y veloz a lomos de la solidaridad internacionalista hacia las tierras lejanas de África y Oriente en auxilio de nuestros hermanos, especialmente en Libia, donde derraman su sangre en una lucha que es la nuestra, unas causas que son las nuestras, contra un enemigo que es el mismo que el de todos los desheredados de la Tierra: El capitalismo.

Daniel Guerra.

04/03/2011